curiosidad

Siempre tuve temor a salir a la calle, por burlas o juzgaciones. Las miradas me invaden y preguntas llegan a mí como olas cerca de la orilla del mar. Muchas personas me dicen que es insignificante y que no hay porqué preocuparse. Que la gente no se fijará pero en verdad pasa lo contrario, gente que no tiene criterio y no es discreta. Esa gente que hace sentir al ser humano como un mounstro. Por la curiosidad uno hiere a las personas. Por curiosidad a lo nuevo, a lo nunca visto.
Me oculté debajo de una gran sábana y tuve más confianza a salir a la calle. Muchas personas se acercaban a mí para preguntarme que ocultaba, aún sigue la curiosidad. Tuve la necesidad de contarles mi desgracias pero ellos se alejaron. Personas que creí confiables nada más estuvieron ahí por curiosidad y se marcharon.
Aún me encuentro sola, como un mounstro. Caminando por las calles debajo de esa sábana. Muchas personas creían que estaba loca, pues lo estaba por pensar sobre lo que tenía era sobrenatural.
Pasaban las horas, y aún caminaba por esa vereda, sin rumbo alguno. Hasta que ahora a mí me dió curiosidad ver lo que pasaba a mi alrededor, lo que podía ver sin la sábana sobre mi cabeza.
Pues, en ese momento fue asombroso. A mi alrededor había harta gente con la misma sábana sobre sus cabezas. Me acerqué a una de ellas y descubrí la sábana que la tapaba. Aún más me asombré por dos cosas: una, que era una persona que yo conocía, era una persona que yo amaba y él me amaba. dos, que no tenía nada raro que ocultar, lo que era yo tenía motivos.
Empecé a destapar a todas las personas y verifiqué que al igual que la primera persona no tenía ningún defecto y eran personas que siempre me apoyaban en todo. Luego de tantas miradas uno de ellos se atrevió a hablarme:

- Si tu te cubres, nosotros nos cubriremos. Por que te amamos y haremos cualquier cosa para que no pases algo que no quieres.

tami